jueves, 20 de enero de 2011

Maldita tecnología



Al parecer la el Panel Gubernamental del Cambio Climático de la ONU ha cerrado el informe concerniente a las consecuencias del cambio climático. Entre los resultados que se mencionan parecen destacarse ciertas previsiones como son: que la temperatura aumente entre 1,5 y 2,5 grados, que suba medio metro el nivel del mar y que se extinga el 30% de las especies. Casi nada.

Con la revolución industrial, generadora del desarrollo tecnológico, la humanidad se sumió en el sendero de la polución y la vejación del entorno provocando efectos colaterales tales como la extinción de especies animales y vegetales más antiguas que la del artista, o la tala indiscriminada de árboles entre otros.

Si miráramos desde arriba, desde donde dicen que está dios, y pudiéramos ver la evolución de nuestro planeta desde que dejamos de ser simios, quizá podría decirse que todo estaba en armonía natural hasta que una aberración autodenominada ser humano comenzó a utilizar demasiado sus pulgares y como consecuencia su cerebro. Es curioso pensar como un ente producido a raíz de una serie de condiciones consideradas ideales para que se conformara la vida, evoluciona (involuciona más bien) hasta influir en ellas e incluso modificarlas. Como prueba no hemos de hacer otra cosa que remitirnos al cambio climático del que ya somos testigos. ¿No da la sensación de que en la perfecta ecuación del planeta tierra el ser humano sea el elemento díscolo? ¿Aquel destinado a pasar a la historia universal como auténtico diablo por erradicar la vida en este planeta? ¿Acabaremos extinguiendo toda la vida antes de tiempo ó sólo nos se irá nuestra especie al garete? ¿Tenía razón el malo de aquella trilogía cinematográfica de buenas intenciones en el inicio, curiosos refritos y un flojo desenlace a ostias entre superguerreros? ¿Somos una plaga? ¿Somos el cáncer del planeta? ¿Somos la enfermedad que lo azota, o la cura que ha de iniciar un nuevo orden natural que propicie el cambio? ¿Y si formamos parte de un proceso biológico que, a modo de arma se servirá de nosotros para cambiar el paisaje terrestre y sus formas de vida en una programación universal que se halla fuera de nuestro entendimiento y conocimiento? ¿Somos un proceso previsto, o parte de un proceso de autodefensa que se basa en que si un organismo evoluciona bastante como para poner en peligro el planeta, lo hará hasta desaparecer y dejarlo tranquilo?

Me gusta pensar que es así, pero dejando un pensamiento de esperanza para la Tierra, diré: que llegue pronto.

Originalmente publicada el viernes 6 de abril de 2007.